Entrando ya tiempo de frío, conviene revisar a fondo nuestra caldera y plantearnos la posibilidad de cambiar nuestra vieja caldera por una nueva.
Queremos ayudarle a elegir la mejor solución por ello, les mostramos las grandes diferencias entre los 2 tipos nuevos de calderas más instalados, condensación y bajo nox, facilitándole su decisión.
Las calderas de condensación transforman en energía el vapor de la recuperado de la combustión.
Mientras que las calderas convencional tienen una eficiencia térmica que ronda el 70-80%, las de condensación consiguen rendimientos de hasta un 110%, ya que su temperatura de trabajo es mucho más baja que en las convencionales.
Este aprovechamiento se consigue en la recuperación del calor latente que surge en la combustión del que se aprovechan el vapor de agua. Al enfriarse hasta su punto de condensación, cede su energía a la caldera.
En el proceso de combustión de una caldera se produce el denominado óxido de nitrógeno (NOX) causante entre otros de la lluvia ácida, el efecto invernadero, etc.
Con las calderas de bajas emisiones de bajo Nox se consigue reducir la formación de NOX (óxido de nitrógeno) que es el causante, entre otros factores, de fenómenos que degrandan de manera muy importante el medio ambiente como el efecto invernadero o la lluvia ácida. Su forma de trabajar se basa en la reducción de este NOX mediante quemadores primezcla y recirculación de gases o refrigerando el quemador con la temperatura de retorno.
Además, las calderas de bajo Nox son la solución ideal si está pensando en cambiar su vieja caldera, ya que cumplen la normativa R.I.T.E., y se instalan igual que su antigua caldera estanca.